Vimos con asombro como
determinados sectores de la sociedad dominicana que podrían considerarse así
mismos muy importantes para la salud educacional de la población en general se
rebajan hasta el extremo de convertirse en malandrines cuando utilizan lo que
debería ser sus preclaros pensamientos (o preclaros intelectos) para fabricar
cosas fantásticas, tratando así de hurtarle la aparente ingenuidad que
genialmente manifiesta el pueblo llano en todos sus quehaceres, estos
profesionales amantes del retroceso los hay que son escritores, periodistas y
hasta analistas de la ciencia política a profundidad (es lo que podemos
apreciar en algunos) en sus exposiciones escritas, lo que nos da la idea inequívoca
de que su léxico es exactamente igual, por la sencilla razón de que si se
piensa igual, se actúa igual, y más cuando se es extremadamente sectario, como
es demostrable en lo que escriben algunos personales a los que nos estamos
refiriendo sin mencionar sus nombres, por razones obvias.
Aunque a decir verdad, aquí todos
estamos impregnados de sectarismo por la politización imperante, por lo que no
es un pecado. Lo que si es pecado
y de mucho capital, es ser extravagante practicando falacias, serian indignos
de llevar profesiones como la de escritores, periodistas, y analistas, pues la
convierten en un peligroso escorpión que
tiene en la punta de su cola un aguijón repleto de veneno para aguijonear,
torturar y matar a todo aquel que dicho escorpión considera es su enemigo, y así
como actúa así mismo funcionan los susodichos escritores, periodistas y
analistas de las ciencias políticas, los que con mucha ligereza lanzan sus
dardos envenenando henchidos de maledicencia, tratando de matar con
manipulaciones y mentiras el espíritu combativo de los que defienden causas que
los que las han asumido creen que son justas y al parecer, los plumíferos
defensores del retroceso que engendra injusticia al no tener en su ambiente,
nada justo que defender, apelan al engaño y triquiñuelas y eso lo convierte en
teatristas bufones de mala ralea.
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