Alguien dijo una vez, nos bañamos en el río, pero nunca en las mismas aguas que corren por su cauce.
Esa es una verdad irrefutable, sucede también que por causas ajenas a los ríos, sus cauces son desviados y erosionan a su paso, con aguas turbulentas sus vecindades y van ocasionando daños, muchas veces irreparables.
Pero el solo hecho de que no nos bañamos nunca en las mismas aguas del mismo río, nos indica que simultaneamente las aguas del río están y no están; y así es que lo que es, al instante deja de ser lo que es.
O sea, ser y estar y al mismo tiempo no estar ni ser, igual a como era al instante de ser.
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