martes, 10 de mayo de 2011

La Madre En El Drama Historico De La Isla, Por JuanBosch (I)


El amor y la sabiduría de Juan Bosch por el pueblo dominicano no tienen parangón con otro de los personajes de nuestra historia a excepción de los padres de la patria, Duarte, Sánchez y Mella, forjadores de nuestra nacionalidad.  En una celebración del día de las madres el profesor  Juan Bosch  dio una conferencia llamada “La Madre En El Drama Histórico De La Isla”, que nosotros subiremos al blog en este mes de mayo.

Hoy es el día de las madres. Lo celebramos el último domingo de mayo y deberíamos hacerlo el primer día de la primavera, cuando la tierra en una nueva etapa de fecundidad; cuando el mundo en que vivimos da de sus entrañas rodas las fuerzas ocultas que dios ha puesto en él para que pueda ofrecer al hombre los mejores frutos, las flores más bellas, las mieles más ricas y los cantos mas armoniosos de las aves.

En la religión católica de nuestro pueblo, la madre es María, la virgen de los siete dolores. Y está bien que sea así porque salvo el momento en que sea así porque salvo el momento en que ve nacer al hijo y oye su primer grito, cuando la alegría de de haber traído al mundo una nueva vida la embarga como una copa de licor divino, la madre siempre sufre: sufre el dolor físico del alumbramiento y sufre toda la vida el dolor moral del miedo; miedo a que su hijo se enferme o no sea el hombre bueno que ella espera o no resulte tan inteligente como lo desearía, y sufre cada hora la anticipación de la muerte de su criatura. Con los siete puñales del dolor clavados en su corazón, la madre de Jesús es el símbolo de la madre cristiana, y es por tanto el símbolo de la madre dominicana.


¿Quién ha sufrido más que esta madre dominicana?

Sufrió cuando era india y llegaron los conquistadores españoles y echaron perros bravos al monte para cazar al hijo indio, y cuando tuvo hijo español y lo vio partir a la guerra para salvar el país de los piratas; sufrió cuando ya no era ni india ni española, sino mestiza y con la llegada de los esclavos, a quienes los amos arreaban a latigazos, comprobó que había razas sometidas y la suya era una de ellas; y sufrió cuando era madre esclava y veía nacer el hijo condenado a la esclavitud, o cuando fue negra libre y tuvo hijo del español y supo que ese hijo no sería bien querido porque nunca sería de la raza pura del padre.

La madre dominicana sufrió cuando los bucaneros se metieron tierra adentro disparando sus arcabuces y tomando presos a los pobladores; sufrió cuando el  rey de España ordeno que se dejaran despobladas las ciudades del oeste y del norte y ella tuvo que hacer a pie, junto al hijo, los largos caminos hacia la capital; sufrió cuando sus hijos tuvieron que ir a la guerra para reconquistar la tortuga y para echar a los franceses hacia el mar y sufrió mucho más cuando llegaron los días de las guerras sociales en Haití y cuando los haitianos entraron en la parte española y pasaron a cuchillo poblaciones enteras en Santiago, en moca, en cotuí y en las rutas del sur.

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