Los presidentes latinoamericanos y caribeños, deberían hacer mas esfuerzos por liberar a sus respectivos pueblos del tutelaje que ejerce el imperio yanqui sobre los países ubicados en el continente americano, nuestros gobernantes deben comenzar a buscar la formula para evitar los recurrentes insultos y groserías que vomita el monstruo en contra de los ciudadanos que el llamado buen vecino irrespeta y denigra.
Si la búsqueda a la solución de esos problemas se hace con tiempo, se evitará que los pueblos, mas temprano que tarde, utilicen métodos inesperados, pero contundentes.
Todos sabemos que históricamente el imperio lanza acusaciones injuriosas contra los países que este considera que se le están saliendo de las reglas impuestas; por ejemplo, a principios del siglo pasado-1900 al 2000, hasta la década del 40, los pueblos del llamado tercer mundo, eran considerados, salvajes, negros y gavilleros. durante la llamado guerra fría, eran comunistas rebeldes y ateos, enemigos de la democracia representativa y de Dios. Hoy, esos mismos pueblos son drogadictos, racistas, terroristas etc.
Por esas falacias del imperialismo norteamericano, han muerto y desparecido, perseguidos y torturados, millones de personas en todo el continente latinoamericano, producto de la represión, y la intolerancia de los gobiernos títeres del imperialismo yanqui, además de que casi todos los países latinos han sido intervenidos militarmente por las tropas norteamericana, y a los que no, le han arrebatados gobiernos democráticos para imponerle dictaduras sangrientas o gobiernos sumisos a sus dictados.
En este siglo 21 tenemos los casos de Haití, Honduras, Colombia; amenazas verbales y sutiles a Venezuela y Cuba. La verdad es que, este imperio quiere tapar sus crímenes de lesa humanidad y sus múltiples violaciones a los derechos humanos, con la ofensiva propagandística, mentirosa, chantajistas, para echarle la culpa a los demás de sus acciones.
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