El insaciable y avasallante imperio Norteamericano

Teníamos la esperanza, de que el imperialismo yanquis se iba a tranquilizar por un tiempo bastante duradero después del fracaso de la invasión a Irak y Afganistán países estos que estaban tranquilos antes de esos desgraciados hechos, y han quedado desarticulados después de la intervención militar norteamericana sin ninguna razón demostrable por los invasores; y ahora vemos, como en dichos países los grupos políticos que antes de la invasión yanqui estaban tranquilos, ahora viven matándose entre si destruyendo vida y propiedades especialmente en Irak, y parece que en Afganistán , seguirán el mismo derrotero a juzgar por lo que estamos viendo en las prensas, aun estando los invasores controlando ambos países a los que fueron no solo a matar a millares de personas indiscriminadamente, sino también, a intrigar y disociarlos políticamente para así poner a pelear a los diversos partidos y radicalizarlos hasta el extremos de empujarlos a utilizar armas de fuego de diferentes calibres, que le venden los mismos norteamericanos invasores disque para que puedan dirimir sus antagonismo, más bien incomprensible, puesto que el enemigo número uno de Irak y Afganistán y todos los pueblos del globo terráqueo se llama el imperio norteamericano o yanqui, invasor de pueblos para saquearlos, matarlos y avasallarlos indagándoles epítetos que el mismo imperio convierte en terrorizantes como el de comunista, drogadictos traficantes terroristas etc. etc., delitos  estos criminales, que quieren más los han cometidos es el propio Estados Unidos o imperio yanqui pues todos sabemos o hemos oído hablar de derrumbe de las torres gemelas del Center Park el 11 de septiembre del 2001 pero sabido es yo, que esos acontecimientos fueron provocados por los norteamericanos para utilizarlos como pretexto en invadir militarmente no solo a Irak y Afganistán, sino también a muchos otros países que ellos tienen o consideran que son sus enemigos, y que los tienen escritos en la famosa y larga lista negra. –¡Qué cosa eh!